sábado, 27 de noviembre de 2010

Evolución de las aves

La evolución de las aves probablemente comenzó en el período Jurásico y derivaron de dinosaurios terópodos. La especie más antigua que se conoce, aún no siendo un ave con todas sus características, es Archaeopteryx lithographica (Jurásico Superior). Las filogenias modernas ubican a las aves en el clado Theropoda de los dinosaurios. De acuerdo al consenso actual, Aves y un grupo hermano, el orden Crocodilia, juntos forman los únicos miembros vivientes de un clado reptiliano no graduado, los Archosauria.

Filogenéticamente, Aves suele definirse como todos los descendientes del ancestro común más reciente de todas las aves, lo que incluye desde una especie de ave moderna (como el gorrión, Passer domesticus) hasta incluso el Archaeopteryx, si la anterior clasificación es usada entonces el grupo se denomina Avialae.
Orígenes
Existe evidencia significativa de que las aves evolucionaron de los dinosaurios terópodos, específicamente, de que las aves son miembros de Maniraptora, un grupo de therópodos que incluye los dromaeosaurios y oviraptóridos, entre otros.[2] A medida que se descubren más therópodos no-avianos que están estrechamente relacionados con las aves, la antes clara distinción entre no-aves y aves se vuelve menos clara. Descubrimientos recientes en el nordeste de China (Provincia Liaoning), que demuestran que muchos pequeños dinosaurios therópodos tenían plumas, contribuyen a esta ambigüedad.

El ave basal Archaeopteryx, del Jurásico, es bien conocido como uno de los primeros "eslabones perdidos" en ser encontrados en apoyo de la evolución en los finales del siglo XIX, aunque no es considerado un ancestro directo de las aves modernas. Confuciusornis es otra ave temprana; vivió en el Cretácico Temprano. Ambos podrían ser antecedidos por Protoavis texensis, aunque la naturaleza fragmentaria de este fósil deja abierta considerable duda de que sea un ancestro de aves. Otras aves mesozoicas incluyen las Enantiornithes, Yanornis, Ichthyornis, Gansus, y las Hesperornithiformes, un grupo de buceadoras sin alas parecidas a colimbos y somormujos.

El dromaeosaurio recientemente (2002) descubierto Cryptovolans (el que puede ser un Microraptor) era capaz de vuelo potente, poseía quilla en el esternón y tenía costillas con procesos uncinados. De hecho, Cryptovolans constituye una mejor ave que Archaeopteryx que carece de algunas de estas características de aves modernas. Debido a esto, algunos paleontólogos han sugerido que los dromaeosaurios son realmente aves basales cuyos miembros más grandes son no voladores secundarios, es decir que los dromaeosaurios evolucionaron de aves y no a la inversa. La evidencia para esta teoría no es concluyente, pero las excavaciones continúan para desenterrar fósiles (especialmente en China) de los extraños dromaeosaurios emplumados. De cualquier forma, hay bastante certidumbre de que el vuelo usando alas emplumadas existió en therópodos del Jurásico Medio y que fue "intentado" en varios linajes y variantes por los del Cretácico Medio, como en Confuciusornis que tenía algunos caracteres peculiares. Por ejemplo, su vestigio de cola era inadecuada para timonear, y la forma de las alas parecía algo especializada aunque el esqueleto del brazo era aún "dinosauriano".
Aunque los dinosaurios ornithischianos (con caderas de ave) tienen la misma estructura de la cadera que las aves, las aves se originaron realmente de los dinosaurios saurischianos (con caderas de lagartos) si la teoría del origen de los dinosaurios es correcta. Ellos llegaron a su condición de estructura de cadera independientemente. De hecho, la estructura de cadera similar a aves fue desarrollada en una tercera ocasión en un grupo peculiar de therópodos, los Therizinosauridae.
Una teoría alternativa al origen dinosauriano de las aves, expuesta por unos pocos científicos (notablemente Larry Martin y Alan Feduccia), plantea que las aves (incluyendo a los "dinosaurios" maniraptoranos) evolucionaron de archosaurios tempranos como Longisquama,[4] una teoría que es rebatida por la mayoría de los otros paleontólogos, y por expertos en desarrollo y evolución de la pluma.[5]
Radiación adaptativa de las aves
Las aves modernas son clasificadas en Neornithes, las cuales se conoce ahora que evolucionaron en algunos linajes básicos hacia el final del Cretácico (vea Vegavis). Las Neornithes son divididas en paleognatas y neognatas.
Palaeognathae
Las paleognatas incluyen los tinamos o macucos (sólo existentes en América del Sur y Central) y las ratites las que hoy en día se encuentran casi exclusivamente en el Hemisferio Sur. Las ratites son aves no voladoras grandes, e incluye a avestruces, ñandú, casuario, kiwis y emúes. Unos pocos científicos proponen que ratites representa un agrupamiento artificial de aves que han perdido independientemente la capacidad de volar en un número de linajes independientes; en cualquier caso, los datos disponibles respecto a su evolución son aún muy confusos.
Neognathae
La divergencia basal de las restantes neognatas fue la de las Galloanserae, el superorden que contiene las Anseriformes (patos, gansos y cisnes) y las Galliformes (gallos, pavos, faisanes y sus relacionados).
Las dataciones de la división son un asunto de debate considerable entre los científicos. Hay acuerdo en que Neornithes evolucionó en el Cretácico y que la división entre Galloanserae y las otras neognatas – Las Neoaves – ocurrió antes del evento de extinción Cretácico-Terciario, pero existen diferentes opiniones sobre si la radiación adaptativa de las neognatas remanentes ocurrió antes o después de la extinción de los otros dinosaurios.[6] Este desacuerdo es causado en parte por una divergencia en la evidencia, con el fechado por análisis molecular sugiriendo una radiación cretácica, un registro fósil neoaviano pequeño y equívoco en el Cretácico, y la mayoría de las familias vivientes apareciendo durante el Paleógeno. Los intentos de reconciliar las evidencias molecular y fósil han demostrado ser contradictorios.
Por otra parte, dos factores deben ser considerados: primero, los relojes moleculares no pueden ser considerados confiables en ausencia de una calibración fósil consistente, mientras el registro fósil sea naturalmente incompleto. Segundo, en los árboles filogenéticos reconstruidos, el tiempo y el patrón de separación de linajes corresponde a la evolución de los "caracteres" estudiados (tales como la secuencia de ADN, rasgos morfológicos, etc.), "no" a los patrones evolutivos reales de los linajes; éstos idealmente no deberían diferir por mucho, pero pueden bien hacerlo en la práctica.
Considerando esto, es fácil de ver que los datos fósiles, comparados con los datos moleculares, tienden a ser más acertados en general, pero también tienden a subestimar las divergencias de tiempo: los rasgos morfológicos, al ser el producto de redes genéticas de desarrollo completas, usualmente comienzan a divergir algún tiempo "después" de que un linaje dividido se volviera aparente en la comparación de secuencia de ADN – especialmente si las secuencias usadas contienen muchas mutaciones silentes.

Clasificación de especies modernas
La clasificación filogenética de las aves es un asunto contencioso. "La filogenia y clasificación de las aves" de Sibley y Ahlquist (1990) es una obra que marca época en la clasificación de las aves (aunque debatida frecuentemente y constantemente revisada). Una preponderancia de evidencias sugieren que la mayoría de los órdenes de aves constituyen buenos clados. Sin embargo, los científicos no están de acuerdo en la relación precisa entre los órdenes; las evidencias de la anatomía de aves modernas, los fósiles y el ADN han sido aplicadas para aportar sobre el problema pero no ha emergido un consenso fuerte. Dado que desde mediados de la década de 2000, nuevos datos fósiles y moleculares proveen una imagen de creciente claridad sobre la evolución de los órdenes de aves modernas, y sus relaciones. Por ejemplo las Charadriiformes parecen constituir aun linaje antiguo y diferenciado, mientras las Mirandornithes y Cypselomorphae son apoyadas por una riqueza de evidencias anatómicas y moleculares. Nuestra comprensión de las interrelaciones de los niveles de taxones más bajos también continúa incrementándose, particularmente en el masivamente diverso orden Passeriformes (aves de percha).

Hacia junio de 2008, fue publicado el estudio de genética de aves más amplio que rechaza varias relaciones hipotéticas, y va a necesitarse probablemente una reconstrucción completa del árbol filogenético de las aves.
Actuales tendencias evolutivas en aves
La evolución generalmente ocurre a una escala en extremo demasiado lenta para ser atestiguada por los humanos. Sin embargo, las especies de aves están extinguiéndose actualmente a una velocidad mucho más grande que cualquier posible especiación o generación de otras nuevas especies. La desaparición de una población, subespecie, o especie, representa una pérdida permanente de un rango de genes.
Otra preocupación con implicaciones evolutivas es el incremento sospechado de la hibridación. Esto podría surgir de la alteración humana de los hábitats permitiendo a especies alopátricas establecerse en áreas superpuestas. La fragmentación forestal puede crear áreas abiertas extensas, conectando parches previamente aislados de hábitats abiertos. Las poblaciones que estaban aisladas por tiempo suficiente para divergir significativamente, pero no suficiente para ser incapaces de producir descendencia fértil podría ahora entrecruzarse tan ampliamente que la integridad de las especies originales pueda verse comprometida. Por ejemplo, los muchos híbridos de colibríes encontrados en América del Sur podrían representar una amenaza para la conservación de las distintas especies involucradas.
Muchas especies de aves han sido criadas en cautiverio para crear variaciones de las especies silvestres. En algunas aves esto se limita a variación en los colores, mientras otras son criadas para producciones mayores de huevos o carne, para discapacidad de vuelo u otras características.
Algunas especies, como la paloma de las rocas o varias especies de cuervos han estado viviendo exitosamente en ambientes humanizados. Debido a que estos hábitats son diferentes de sus por lejos menos numerosos hábitats "naturales" estas especies están en cierta medida adaptándose a vivir cerca del hombre.
http://es.wikipedia.org/wiki/Evoluci%C3%B3n_de_las_aves

TOP TEN: Animales extinguidos recientemente

Los animales se extinguen de cien a mil veces más rápido de lo normal. Para que te des una idea de la gravedad del problema: el 23% de las especies de mamíferos está bajo amenaza y en apenas 20 años se han extinguido 27 especies.
Veintisiete especies se han declarado oficialmente extinguidas en los últimos veinte años. Esto es un ritmo de pérdida de biodiversidad de cien a mil veces mayor que el que ocasionaría el proceso natural de extinción de animales y plantas. Hace poco te mostrábamos el TOP TEN de animales extintos hace millones de años, todos por causas “naturales”. La lista de hoy está compuesta mayormente por especies que, directa o indirectamente, se han extinguido como resultado de la actividad humana.

Delfin de Rio Chino (Lipotes vexillifer)
Una de las especies extintas más recientemente. Esta variedad de delfines emigró desde el Océano Pacifico al río Yangtze hace unos 20 millones de años. En épocas de la dinastía Han "Erya" había unos 5000 especímenes en el rio.
En 1979 China lo declaró en peligro, y en 1983 se decreto que su caza era ilegal. Para 1986 la población total se estimaba es unos 300 individuos, y en 1990 unos 200. Su número siguió decreciendo rápidamente, sobre todo con la construcción de la Represa de las tres Gargantas, que alteró de manera irrecuperable el hábitat de este delfín. En 1998 solo se pudieron encontrar 7 ejemplares, y los científicos especularon con poder salvarlos moviéndolos a un lago cercano para luego llevarlos nuevamente al río cuando sus chances de sobrevivencia fuesen mayores. Pero una expedición que recorrió el rio de extremo a extremo en 2006 no pudo hallar ni uno de estos delfines, por lo que se los considera oficialmente extintos.
La Fundación de Conservación de Wuhan “Delfín Baiji”, fundada en diciembre de 1996 gastó alrededor de u$s 100.000 para la preservación de células in vitro, por lo que quizás algún día lo podamos ver nuevamente.
Una de las especies extintas más recientemente.  La Represa de las tres Gargantas alteró el hábitat del delfín. 

Tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus)
Este mámifero, también conocido como lobo de Tasmania, talacino, lobo marsupial o Tigre de Tasmania era un carnívoro marsupial nativo de Australia. El último ejemplar que se capturó vivo fue vendido al Hobart Zoo de Tasmania en 1933 murió en 1936. Recién entonces el Gobierno de Tasmania lo declaró “especie protegida”, pero ya era demasiado tarde.
El tilacino tenía un gran parecido con los cánidos de otros continentes, a pesar de no estar emparentado con ellos. Al igual que los canidos, era un carnívoro adaptado a la captura de presas de tamaño pequeño o mediano. Tenía un cuerpo estilizado, patas finas y cola delgada. Su pelaje era corto con rayas negras o marrones en la parte trasera, de ahí el nombre de "tigre". Las mandíbulas podían abrirse hasta extremos asombrosos, casi como las de un reptil, y estaba dotada de 46 dientes.
Antes de la llegada de los colonos ingleses y los dingos, el tilacino no tenía competencia, pero no pudo hacer frente al nuevo competidor. Los ataques a los rebaños de ovejas hizo que los pastores y el propio gobierno colonial los considerarlos alimañas necesarias de exterminio. Y lo lograron antes de la primera mitad del siglo XX.
Su boca podía abrirse hasta extremos asombrosos.  Los colonos ingleses lo consideraron "alimaña necesaria de exterminio" 

Quagga (Equus quagga quagga)
Esta especie de cebra se extinguió completamente en Sudáfrica aproximadamente en 1870. Tenía un pelaje pardo rojizo (sin rayas) en el lomo y cuartos traseros, y de rayas negras en cara, cuello, costados y crines, como tienen las demás cebras. El vientre y las patas eran enteramente blancos. Semejante pelaje hizo que en 1788 se lo clasificara como una raza aparte.
Los quaggas vivían en manadas en el sureste de Sudáfrica. Su nombre procede de la lengua de los Khoi y es una básicamente una adaptación del ruido característico emitido por el animal.
Los quaggas fueron cazados por los primeros colonos holandeses, para aprovechar su carne y piel. A mediados del siglo XIX se mataron miles de ejemplares como parte de un plan de exterminio de animales salvajes. Esta política tenía como objetivo aprovechar las tierras donde pastaban los quaggas para alimentar ganado doméstico. La población de estos animales descendió rápidamente, y el 12 de agosto de 1883 murió el último quagga que vivía en cautividad en el zoo de Ámsterdam, extinguiéndose definitivamente la subespecie. Su ADN, estudiado en el Smithsonian probó que quagga era una subespecie de la cebra de planicie, que se definió como raza entre 120 y 290 mil años atrás. Hoy solo queda una fotografía de este animal, tomada en 1870 en el zoo de Londres.
Fueron cazados para aprovechar su carne y piel. 
Oso del Atlas (Ursus arctos crowtheri)
El oso del fue una subespecie de oso pardo. Habitaba en la cordillera del Atlas, desde Túnez a Marruecos. Se trata del único oso que habito África en épocas recientes, adonde llegó desde Oriente en el Pleistoceno.
Tenía un tamaño mucho menor que otros osos pardos y un morro más chato. Su pelaje era oscuro, prácticamente negro, en el dorso y rojizo en las patas y los costados. Algunos textos romanos lo mencionan como “abundantes” en la cordillera del Atlas, una región que en esa época estaba cubierta por bosques de pinos. Incluso puede verse representado en mosaicos romanos de esa época, y posiblemente haya sido usado en los espectáculos del circo romano.
La caza y la destrucción de su hábitat natural prácticamente lo habían exterminado para cuando se estudió científicamente por primera vez. Hacia 1830, el rey de Marruecos tenía un ejemplar en cautividad, y el último informe de un avisaje de uno de estos osos fue en 1867, cerca de Edough, en la frontera entre Marruecos y Argelia.
León del Cabo (Panthera leo melanochaitus)
Este león de 250 kilos de peso era la más grande de las que en territorio sudafricano. Vivía en la zona de las llanuras herbáceas del Karoo, al suroeste de Sudáfrica. A menudo se culpa de su extinción a los colonizadores holandeses (los “bóers”), pero se sabe que los verdaderos responsables de su exterminio fueron los ingleses. A principios del siglo XIX comenzaron a cazarlo indiscriminadamente, en parte por deporte y en parte como represalia a sus ataques al ganado. Después de muchos esfuerzos y bala, lograron exterminarlo a mediados de la década de 1860.
Los machos más grandes pesaban hasta 250 kilos y las hembras “solo” 180 kilos de peso. Los machos tenían una densa melena negra que se prolongaba parcialmente por el vientre. Estos leones no eran muy abundantes por lo que no formaban manadas, sino que llevaban una vida solitaria como depredadores oportunistas. Pronto vieron a los animales domésticoscomo presas fáciles, y llegaron al extremo de escalar las empalizadas de los asentamientos europeos. El Castillo de Buena Esperanza se construyo justamente precisamente para evitar sus ataques.

El último león del Cabo murió en manos de un tal general Bisset , que le dio caza en 1865 en Natal.
Rembrandt pinto uno de estos animales.  Hoy solo puede ser visto asi, en un museo. 

Codorniz de Nueva Zelanda (Coturnix novaezelandiae)
Conocida como Koreke en lengua maorí, es un ave que debería figurar en el libro de los records. El primer espécimen fue capturado en 1827, y los últimos ejemplares fueron cazados entre 1867 y 1868. Físicamente, macho y hembra eran similares en aspecto, aunque el tamaño de la hembra era menor. El primer científico en describirla fue Joseph Banks, que visitó las islas en el primer viaje de Cook.
Se cree que abundaba en 1865. La extinción fue (¡cómo no!) fruto de la introducción de animales foráneos por británicos: ratas, cerdos, etc. Por supuesto, los colonos también colaboraron dándole caza para aprovechar su carne.

Alca gigante (Pinguinus impennis)
Fue la especie más grande de las alcas, hasta que fue extinguido en 1844. Se la conocía como “alca imperial”, “gran pingüino” o simplemente “pingüino”.
Fue muy abundante en la época romana a lo largo de las costas del Océano Atlántico, desde Florida a Groenlandia, incluyendo Islandia, Escandinavia, las Islas Británicas, Europa Occidental y Marruecos. También podía encontrarse en todo el Mar Báltico y al oeste del Mar Mediterráneo.
Los ejemplares adultos median alrededor de un metro de alto, y su plumaje era negro en las alas y la espalda, cuello y cabeza. A los lados de ésta destacaban dos manchas blancas, lo que les dio el nombre: pen gwyn significa precisamente "cabeza blanca" en gaélico. Las patas eran oscuras y palmeadas. Su pico, que utilizaba para cazar bajo el agua muy robusta. El rasgo más distintivo de estas aves era su incapacidad para volar y su adaptación al buceo.
Justamente su incapacidad de volar, y lo sabroso de sus huevos significo su fin: víctimas de la caza indiscriminada, a finales del siglo XVI el alca gigante ya había desaparecido de la Europa continental y en América del Norte sólo abundaba al norte de Nueva York. En 1758 era un animal sumamente raro y hacia 1800 solo podía verse en Islandia.
Cuando dos barcos arribaron a Islandia en 1808 y 1813, en la época en del año en que ponían sus huevos, se sello su suerte. La última pareja viva de estos animales se vio el 2 de Junio de 1844.
La última vez que se vio fue en 1844. 

Tigre persa (Panthera tigris virgata)
El tigre persa también se conocía como “tigre del Caspio”. Habitaba la región comprendida por la península de Anatolia, el Cáucaso, el Kurdistán, norte de Irak e Irán, Afganistán y gran parte de Asia Central (hasta Mongolia). Esta subespecie de tigre fue la tercera más grande, después del tigre siberiano y de bengala.
Su pelaje era amarillo o dorado, con zonas blancas en costados y cara. Las rayas tenían un color marrón y en invierno el pelo crecía para soportar el frío de las montañas de Asia. Esto le proporcionaba una característica “barba” en la zona de las mejillas y la garganta.
Los machos pesaban entre 169 y 240 kg, con una longitud de 2.65 a 2.95 metros. Las fuertes patas estaban rematadas por unas garras excepcionalmente largas, más grandes que las de cualquier otro tigre.
Por término medio, una tigresa del Caspio tenía una camada cada 3 o 4 años, siendo la esperanza de vida de cada individuo de unos 10 o 15.
Con el progresivo aumento de la población humana, el tigre redujo su área de ocupación. Cuando los zares de Rusia ocuparon las tierras fronterizas de Asia Central y el Cáucaso se ordenó al ejército que se asegurase de exterminarlo, labor que completó en poco tiempo. La deforestación producida por los colonos se encargo de los que sobrevivieron al exterminio. El último avistamiento se produjo en Tadjikistán en 1961.

Coquí dorado (Eleutherodactylus jasperi)
El coquí es una diminuta rana que habitaba en Puerto Rico. Recibió este nombre por la llamada de dos notas que hacen los machos, que suena justamente como "co" - "quí". La hembra del coquí ponía entre veinticinco y cuarenta huevos cada vez, en hojas de bromelias y sus crías nacen completamente formados, como adultos en miniatura. Esta forma de reproducción les permitía la independencia de las fuentes agua que necesitan especies parecidas para que se desarrollen sus renacuajos.
El coquí dorado poseía un característico color amarillo dorado y unpequeño tamaño de solo 2 cm. Habitaba principalmente en la región de la Sierra de Cayey. Algunos naturalistas se resisten a declarar extinta a esta especie, pero tampoco se han producido avistamientos de ejemplares en los últimos años.
Sus crías eran como adultos en miniatura. 

Pika sarda (Prolagus sardus)
Este extraño animal se extinguió aproximadamente en el 1800. Fue una especie nativa de la isla de Cerdeña y fue descrita por algunos autores como un "conejo gigante sin cola". La exquisitez de su carne le costó la vida a todos los ejemplares de la isla, y solo sobrevivieron en el continente las “pika sarda” y “pika corsa”, dos subespecies.
Se han reportado ocasionales avistamientos de pikas salvajes en el interior de la isla de Cerdeña, pero ninguno ha podido ser verificado. La última mención que puede encontrarse digna de ser fiel a la verdad es la realizada por Cetti en 1774, quien describe a unas "ratas gigantes" muy abundantes en la isla de Tavolara, vecina a la isla de Cerdeña.
Lamentablemente, nos sobraban candidatos para armar este Top-Ten. Y lo peor de todo es que si volvemos a hacer esta nota dentro de un año, seguramente podríamos escribirla sobre las 10 especies que se extinguieron a lo largo del 2007. En los últimos 40 años, las especies oficialmente desaparecidas suman ya 784. Otras 65 sólo sobreviven en cautiverio. Más de la mitad de los reptiles podría extinguirse, y la Lista Roja elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza determino en 2006 que 16.119 de las 40.177 especies evaluadas en el mundo se consideran en peligro.
Concretamente, están amenazadas el 12% de las especies de aves, el 23% de mamíferos, el 52% de insectos, el 32% de anfibios, el 51% de reptiles, el 25% y el 20% de tiburones y rayas.
¿Alguien se imagina la cantidad de especies que nos “costara” el cambio climático provocado por el Calentamiento global?

Dinosaurio jorobado: nuevo vínculo evolutivo con las aves

Los fósiles de un nuevo tipo de dinosaurio que datan de hace 130 millones de años fueron descubiertos recientemente en las tierras españolas de Cuenca.
El dinosaurio, Concavenator corcovatus, fue apodado también como “el Jorobado de Cuenca”, debido a una inusual estructura ósea que presenta una joroba en su columna vertebral.
Era un carnívoro que medía aproximadamente unos 6 metros de largo, y estaba relacionado con la especie Carcharodontosaurus, un enorme dinosaurio predador que posiblemente fuera más grande que el Tyrannosaurus rex.
La joroba que presenta el nuevo dinosaurio descubierto es muy inusual, y la primera registrada hasta el momento. Sin embargo, la rareza del Concavenator va más allá de su prominencia vertebral.
Como muchas aves modernas, parece que este dinosaurio poseía pequeños bulbos o aperturas de plumas en las extremidades delanteras.
“Esta característica también aparece en algunos dinosaurios pequeños, muy relacionados con las aves, como el Velociraptor”, explica el investigador biológico Francisco Ortega. “Lo que es sorprendente, es que el Concavenator es cuatro veces más grande que los velociraptores, y más primitivo.”
El descubrimiento retoma entonces más importancia, porque provee evidencia de que el plumaje fue una característica mucho más esparcida entre los terópodos (los raptores bípedos predecesores de las aves), y que existió previamente a lo que pensaban hasta ahora los paleontólogos.
Además demuestra que la presencia de plumas no estaba restringida sólo a los dinosaurios pequeños, sino que también se extendía a especies más grandes, aunque no cubriera todo su cuerpo.
Luis Chiappe, director, del The Dinosaur Institute en el Museo de Historia Natural de Los Angeles County es muy optimista respecto al hallazgo y adhiere: “Este fósil ofrece documentos adicionales para apoyar la teoría de los ancestros dinosaurios de las aves y sostener que efectivamente las aves son dinosaurios vivientes.”
Un hecho representado maravillosamente por Steven Spielberg en su escena final de Jurassic Park cuando, a salvo en el helicóptero, el paleontólogo Alan Grant se sonríe al observar una bandada de aves tropicales que sobrevuela libre y sugestivamente la isla de los dinosaurios.

Los 10 animales extintos que podrían volver a la vida

Hace poco salió la noticia de que se podría resucitar al mamut gracias a los avances en la genética, y también se dijo que incluso se podría hacerlo con los neandertales. Y es que de ambas especies se ha conseguido secuenciar el genoma completo. Ahora han ido más lejos, y en un artículo de New Scientist se nombran a los 10 animales extintos que se podrían revivir en cuestión de pocos años.
Todo lo que se necesita es algún espécimen bien preservado del cual se pueda extraer una muestra de ADN, y así recabar la información genética que podría ayudar a completar el genoma de estos animales extintos.
O sea que sólo se podría hacer con algunos animales que se hayan extinguido hace relativamente poco, por ejemplo de los dinosaurios es muy difícil que se pueda conseguir material genético suficiente como para poder completar un genoma. El ADN en los huesos no puede sobrevivir más de un millón de años.
Así que los científicos ya están secuenciando el genoma de diversos animales extintos para algún día poder traerlos nuevamente a la vida. Para ello deberán conseguir una especie viva en la actualidad que sea parecida, para que puede hacer crecer el embrión.
New Scientist ha realizado la selección de los 10 animales que habría que traer a la vida nuevamente. Para ello se han basado no sólo en la posibilidad de que se pueda realizar, sino también en el carisma que tienen esos animales extintos.
Obviamente que traer nuevamente a la vida animales que se han extinguido por alguna razón que nada tenga que ver con el hombre, sería un problema, porque deberíamos pensar donde vivirían, etc. Pero no arruinemos la diversión, y sigamos con el juego, veamos la lista:
1 – Homo neanderthalensis. Extinguidos hace unos 30 mil años
 En el primer lugar tenemos al Hombre de Neandertal, sin duda uno de los seres extintos más carismáticos, y la última especie humana que convivió con nosotros los humanos modernos. Ya se viene trabajando en la búsqueda del Genoma Neandertal desde hace años, y se ha logrado completar un borrador del mismo. Se cree que para fines de 2009 se tendrá el genoma completo.
2- Tigre Dientes de Sable (Smilodon fatalis) Extinguido hace 11 mil años
Hay muchos especímenes de tigre dientes da sable completos, y los leones son suficientemente parecidos como para hacer de madre de alquiler. 
3- Oso de cara corta gigante (Arctodus simus). Extinguido hace 10 mil años
Estos inmensos osos que en cuatro patas tenían la altura de un hombre son la versión gigante de los osos actuales. Hay muchos especímenes descubiertos congelados, como en el caso de los mamuts.
4- Tigre de Tasmania o Tilacino (Thylacinus cynocephalus). Extinguido en 1936.
El último de su clase murió en el Zoológico Hobart en 1936, así que tienen tejidos sin contaminar suficientes para conseguir un ADN de buena calidad.
5- Gliptodonte (Glyptodon clavipes). Extinguido hace 10 mil años.
Este armadillo supergigante sería muy interesante de ver con vida, si sus restos óseos ya son colosales. (la lista sigue luego de la imagen)
6- El Dodo (Raphus cucullatus). Extinguido en 1690
Esta ave tan famosa y tan interesante de las islas Mauricio tiene un espécimen muy bien conservado, y en 2002 genetistas del la Universidad de Oxford y están trabajando con su genoma.
7- Rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis). Extinguido hace unos 10 mil años.
Al igual que los mamut, este rinoceronte gigante y peludo que llegaba a los dos metros de altura se ha podido conservar en muchos especímenes congelados.
8- Perezoso gigante o megaterio (Megatherium). Extinguido hace 8000 años
Cuando se alzaba en sus dos patas podía llegar a medir 6 metros de altura. Hay muchos restos de los cuales poder conseguir ADN, y no ha pasado tanto tiempo desde su extinción.
9- Ciervo gigante o alce irlandes (Megaloceros giganteus). Extinguido hace 7700 años.
Este ciervo gigante podía llegar a los dos metros de altura, con una cornamenta que podían medir hasta 4 metros de ancho. Hay especímenes suficientes para recabar ADN y es muy parecido a los ciervos actuales, sólo que gigante.
10- El Moa (Dinornithidae). Extinguido hacia el año 1500.
Esta ave similar a las avestruces podía llegar a medir tres metros de altura, y vivía en Nueva Zelanda, hay huesos suficientes e incluso huevos, a partir de los cuales conseguir material genético.
http://espaciociencia.com/los-10-animales-extintos-que-podran-volver-a-la-vida/

Una mutación ocurrida hace 100 millones de años marco la evolución

¿Una mutación genética es siempre un fallo de la naturaleza? Si las consecuencias no son dramáticas para quienes la sufren, no tiene porqué. Al contrario, un pequeño cambio, una casualidad o un error en el código de barras biológico puede permitir que el mundo sea variado y generoso. Una nueva investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) muestra cómo la diversidad biológica y la evolución en el planeta pueden ser fruto de un «error» genético. Científicos de la Universidad de Leeds han descubierto que una mutación ocurrida hace más de 100 millones de años llevó a las flores a desarrollar sus órganos sexuales, masculinos y femeninos, de diferentes formas, algo que ha marcado de forma manera importante su forma de reproducirse
 En un determinado número de plantas, el gen involucrado en la «fabricación» de órganos femeninos y masculinos se duplicó para crear dos copias muy similares. Por ejemplo, en la variedad Arabidopsis, un género de plantas herbáceas, una copia se encarga de hacer las partes femeninas y masculinas de la flor, pero la otra asume un rol completamente nuevo: hace añicos las vainas de semillas abiertas. Por el contrario, en las plantas conocidas como Boca de dragón (género Antirrhinum), ambos genes están relacionados con los órganos sexuales. Una copia desarrolla principalmente las partes femeninas -aunque también desempeña un pequeño trabajo en las masculinas-, pero la otra sólo puede hacer flores masculinas.
«Las bocas de dragón están en la cúspide de la división del trabajo entre los dos genes para hacer órganos masculinos y femeninos, un momento clave en el proceso evolutivo", explica el investigador Brendan Davies, de la facultad de Ciencias Biológicas de Leeds. «Más genes con diferentes funciones producen un organismo más complejo y abren la puerta a la diversificación y la creación de nuevas especies», apunta.
Tras realizar el árbol evolutivo de diferentes plantas con flores, los investigadores ha calculado que la duplicación de genes ocurrió hace 120 millones de años. Pero la mutación de cómo las flores utilizan este gen extra ocurrió 20 millones de años después.
Un mundo perfecto, un mundo aburrido
Los investigadores creen que el uso diferente del gen en cada planta se debe a un aminoácido. Aunque los genes son muy parecidos, las proteínas que codifican no siempre tienen este aminoácido en cuestión. Cuando está presente, la actividad de la proteína está limitada a fabricar sólo partes masculinas. Cuando no está, la proteína es capaz de relacionarse con otras proteínas implicadas en la producción de flores, lo que le permite sacar adelante ambas partes masculinas y femeninas.
«Una pequeña mutación en los genes engaña a la maquinaria de la planta para insertar un aminoácido extra, y este pequeño cambio ha creado una gran diferencia en cómo las plantas controlan sus órganos reproductivos», explica el profesor Davies. «Esto es evolución en marcha, aunque no sabemos todavía si esta mutación ha llegado a su final o si conduce a nuevas complejidades».
A su juicio, la investigación es «un ejemplo excelente de cómo una imperfección ha producido chispas en el cambio evolutivo. Si viviéramos en un mundo perfecto, sería todo mucho menos interesante, sin diversidad y sin posibilidad del desarrollo de nuevas especies».

http://www.abc.es/20101019/ciencia/mutacion-ocurrida-hace-millones-201010191359.html

jueves, 25 de noviembre de 2010

Evolucion del Ser Humano

La Era de los mamíferos
Se calcula que hace 180 millones de años, cuando aún dominaban los reptiles el planeta, aparecieron los primeros mamíferos sobre la Tierra. La multitud de especies de mamíferos que comenzaron a desarrollarse a partir de entonces eran muy diferentes a las que actualmente conocemos y muchas de ellas han desaparecido por completo.
Las cerca de 5 mil especies de mamíferos conocidos en la actualidad se agrupan en órdenes, como son: cetáceos, carnívos, marsupiales, roedores, desdentados, entre otros. De los distintos órdenes, los seres humanos, así como sus ancestros más lejanos, pertenecen al de los primates.
Los primates
Para losel punto de inicio de la historia de la humanidad empezó con la aparición de los primates, hace unos 65 millones de años. Los primeros de ellos eran unos pequeños seres que empezaron a vivir en los árboles en lugar de permanecer en el suelo, como la mayoría de los mamíferos. Entre las especies que pertenecen a los primates están, además del ser humano, los simios, monos y musarañas. Durante su desarrollo evolutivo, estos primates se hicieron de ciertos rasgos especiales: buena visión, manos con las que se pueden sujetar firmemente objetos y un cerebro relativamente grande.
Por pertenecer a la misma familia, las diferentes especies de primates, en especial monos y simios, guardan similitud con el ser humano. Según algunos estudiosos, el último ancestro común entre el ser humano y el chimpancé, nuestro primo más cercano, existió hace 6 ó 7 millones de años. Después de esta separación apareció el primer , el llamado Australopithecus, que posteriormente dio lugar al Homo habilis, el primer especímen del género Homo, al que pertenecemos los seres humanos modernos.
Los cambios en la biología de los primates que desembocaron en los primeros homínidos se dieron en África: en el Este y en el Sur. El cañon de Olduvai, en Tanzania, el noreste de Africa, es uno de los lugares donde se han encontrado los fósiles más antiguos que aportan datos sobre la historia evolutiva del ser humano.
Homínidos
Los límites que señalen el comienzo y el final de los distintos homínidos no son exactos, se calcula que aparecieron hace 4.5 millones de años y se extinguieron hace unos 2 millones de años. Durante mucho tiempo debieron coexistir diferentes tipos, y el final de una especie se entremezcló con las generaciones de otra en el transcurso de miles de años.
Los científicos distinguen entre varias especies de homínidos. Todos ellos comparten algunas características básicas:
Pueden mantenerse erguidos y caminar en dos pies
Tienen un cerebro relativamente grande en relación con el de los monos
Su mano tiene un dedo pulgar desarrollado que les permite manipular objetos.
Australopithecus
El Australopithecus es el homínido más antiguo que se conoce. Australopithecus quiere decir "simio sudafricano" y se estima su antigüedad hasta en 4 millones de años.
En 1925, el paleontólogo Raymond Dart descubrió el cráneo de un Australopithecus en Taung, al sur de África. El descubrimiento de este fósil, ancestro del ser humano e íntimamente relacionado con el mono, provocó polémica porque se encontró en África y hasta entonces se había fundado el origen del ser humano en Europa. En lugares cercanos a este descubrimiento se encontraron otras especies de Australopithecus (afarensis, africanus, robustus, boisei), que confirmaron el origen del hombre en África.
Sus restos demostraron que estos homínidos medían más de un metro de estatura y que sus caderas, piernas y pies se aparecían más a los de los seres humanos que a los de los simios. El cerebro se asemejaba al de estos animales y tenía un tamaño similar al del gorila. La mandíbula era grande y el mentón hundido. Caminaban erguidos y podían correr, a diferencia de los simios. Sus largos brazos acababan en manos propiamente dichas, con las yemas de los dedos planas, como las de los seres humanos. Se cree que estos seres eran carnívoros, pues a su alrededor se han encontrado huesos y cráneos que habían sido machacados para extraer el tuétano y los sesos.
Quizá la especie más famosa de Australopithecus es la Australopithecus afarensis, gracias al descubrimiento, en 1974 en Hadar, Etiopía, de los restos de , una joven mujer de la que se encontraron 52 huesos de un esqueleto semicompleto, con una edad aproximada de 3.2 millones de años. Esta especie trepaba árboles pero también podía caminar en dos pies. Durante mucho tiempo se pensó en Lucy como la abuela de la humanidad. Sin embargo, esta especie pudo haberse extinguido sin que a partir de ella se continuaran las ramas de la evolución humana.
 Un descubrimiento reciente: El Kenyanthropus platyops
El género Homo
La mayoría de los científicos aceptan que hay dos grandes grupos, o géneros, de homínidos en los últimos 4 millones de años. Uno de ellos es el género Homo, que apareció hace 2.5 millones de años y que incluye por lo menos tres especies: Homo habilis, Homo erectus, Homo sapiens. Uno de los grandes misterios de los estudiosos de la prehistoria es cuándo, cómo y dónde el género Homo remplazó a los Australopithecus.
Arbol genealógico que representa la posible evolución del hombre. Hace algún tiempo, el diagrama hubiera sido una línea recta, pero en la actualidad los especialistas piensan que la situación fue más compleja.

Homo habilis y Homo erectus
En zonas del este de África se encontraron restos de otros homínidos que existieron al mismo tiempo que los Australopithecus, lo que viene a demostrar que esta especie de homínidos no era la única sobre la Tierra hace dos o tres millones de años. Como los homínidos que se encontraron parecen mucho más "hombres", se les ha puesto el nombre de Homo. La primera especie del género Homo apareció hace 2.5 millones de años y se dispersó gradualmente por Africa, Europa y Asia.
En sus primeras manifestaciones se le conoce como Homo habilis, y tenía una capacidad craneana de 680 cm3 y su altura alcanzaba el metro y 55 cms. Era robusto, ágil, caminaba erguido y tenía desarrollada la capacidad prensil de sus manos. Sabía usar el fuego, pero no producirlo, y se protegía en cuevas. Vivía de recolectar semillas, raíces, frutos y ocasionalmente comía carne.
La especie que se desarrolló posteriormente a esta se denomina Homo erectus, hace 1.5 millones de años. La diferencia fundamental del Homo erectus y los homínidos que lo antecedieron radica en el tamaño, sobre todo del cerebro. Su cuerpo es la culminación de la evolución biológica de los homínidos: era más alto, más delgado, capaz de moverse rápidamente en dos pies, tenía el pulgar más separado de la mano y su capacidad craneana llegó a ser de 1250 cm3. También fabricó herramientas, como el hacha de mano de piedra, y aprendió a conservar el fuego, aunque no podía generarlo. Los científicos creen que esta especie se propagó hacia el Norte, por Europa (hasta Francia) y Asia, durante 4 000 años. Esta especie duró diez veces más tiempo de la que lleva sobre la tierra el ser humano moderno. Entre los Homo erectus que se han encontrado restos están el "Hombre de Java" (700 mil años) y el "Hombre de Pekín" (400 mil años).

Homo sapiens neanderthalis
Una o más subespecies del Homo erectus evolucionaron hasta llegar al Homo sapiens, un nuevo tipo físico. Los restos más antiguos del Homo sapiens tienen una edad entre 250 mil y 50 mil años. En sentido estricto se le denomina Homo sapiens neanderthalis: el hombre de Neanderthal. Recibe este nombre por el lugar dónde se encontró el primer cráneo que demostraba la existencia de su especie, en el valle de Neander, en Alemania.
Los hombres de Neanderthal tenían el cerebro de mayor tamaño y el cráneo distinto que del Homo erectus. Su mentón estaba hundido y su constitución era muy gruesa. Esta especie se encontró desde Europa occidental y Marruecos hasta China, pasando por Irak e Irán.
Los neanderthales estaban más capacitados y eran mentalmente más avanzados que ningún otro ser que hubiera habitado en la Tierra anteriormente. Esta especie humana vivió la última glaciación y se adaptó a ella construyendo hogares excavados en el suelo o en cavernas y manteniendo hogueras encendidas dentro de ellos. Los neanderthales que vivían en las zonas del norte de Europa fueron cazadores y se especializaron en atrapar a los grandes mamíferos árticos: el mamut y el rinoceronte lanudo, cuyos restos llevaban arrastrando hasta la entrada de sus cuevas, en donde los cortaban en pedazos.
Los hombres de Neanderthal se cubrían con pieles y disponían de mejores útiles de piedra que sus antepasados. Además realizaban una actividad novedosa: enterraban a sus muertos con gran esmero (p.e. en Asia se encontró un niño de Neanderthal enterrado entre un círculo de cuernos de animales). Los muertos no sólo eran enterrados cuidadosamente, sino que también el muerto era provisto de utensilios y comida. Es posible que los enterramientos y los vestigios de rituales en los que aparecen animales señalen los inicios de la religión. Tal vez creían ya en una especie de continuación de la vida después de la muerte.

El hombre de Neaderthal desapareció bruscamente, su lugar fue ocupado por los hombres modernos, hace unos 35 mil años.

Homo sapiens sapiens

Después del Neanderthal vino el Homo sapiens sapiens, que es la especie a la cual pertenecemos los seres humanos modernos. Se han encontrado restos de los primeros miembros de esta rama en el Cercano Oriente y los Balcanes, fechados entre el 50 mil y el 40 mil antes de Nuestra Era. Quizá avanzaron hacia el norte y occidente a medida que retrocedía el hielo. Estos seres humanos también cruzaron el estrecho de Bering, penetrando así en el continente americano y llegaron a Australia hace unos 25 mil años.
Los Homo sapiens sapiens se extendieron por la Tierra más que ninguno de los primates anteriores. Un grupo prehistórico de esta especie fueron los hombres de Cro-Magnon (32 mil años), llamados así por la cueva cercana a la aldea de Les Eyzies, Francia, donde fueron hallados sus restos óseos. Los cro-magnones vivieron la última glaciación y aunque su cerebro no era mayor que el del hombre de Neanderthal, le dieron nuevos usos pues, entre otras cosas, hicieron y mejoraron muchos instrumentos y armas. Los cro-magnones son también los artistas más antiguos. El hombre actual no difiere básicamente ni en capacidad cerebral, ni en postura, ni en otros rasgos físicos, del modelo que la evolución había logrado en el hombre de Cro-Magnon.
Para los biólogos, todos los seres humanos formamos parte de la misma especie (Homo sapiens sapiens) aunque hay distintas razas. Las líneas generales de distribución racial se iniciaron en la Prehistoria. Desde el punto de vista físico se pueden reconocer por lo menos cuatro categorías raciales fundamentales: negroide, caucasoide, mongoloide, australoide.

Lo que dio al hombre moderno su control sobre la Tierra no fue su físico, sino su capacidad de aprovechar y transmitir a sus descendientes la información cultural por medio de su inteligencia.
http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/act_permanentes/historia/histdeltiempo/mundo/prehis/t_evolu.htm

martes, 23 de noviembre de 2010

Charles Darwin el padre de la evolucion

Darwin, Charles Robert (1809-1882), científico británico que sentó las bases de la moderna teoría evolutiva, al plantear el concepto de que todas las formas de vida se han desarrollado a través de un lento proceso de selección natural. Su trabajo tuvo una influencia decisiva sobre las diferentes disciplinas científicas, y sobre el pensamiento moderno en general. Nacido en Shrewsbury, Shropshire, el 12 de febrero de 1809, Darwin fue el quinto hijo de una acomodada y sofisticada familia inglesa.

Su abuelo materno fue el próspero empresario de porcelanas Josiah Wedgwood; su abuelo paterno fue el famoso médico del siglo XVIII Erasmus Darwin. Tras terminar sus estudios en la Shrewsbury School en 1825, Darwin estudió medicina en la Universidad de Edimburgo. En 1827 abandonó la carrera e ingresó en la Universidad de Cambridge con el fin de convertirse en ministro de la Iglesia de Inglaterra. Allí conoció a dos influyentes personalidades: el geólogo Adam Sedgwick y el naturalista John Stevens Henslow.

Este último no sólo ayudó a Darwin a ganar confianza en sí mismo, sino que también inculcó a su alumno la necesidad de ser meticuloso y esmerado en la observación de los fenómenos naturales y la recolección de especímenes. Tras graduarse en Cambridge en 1831, el joven Darwin se enroló a los 22 años en el barco de reconocimiento HMS Beagle como naturalista sin paga, gracias en gran medida a la recomendación de Henslow, para emprender una expedición científica alrededor del mundo. El viaje del Beagle Su trabajo como naturalista a bordo del Beagle le dió la oportunidad de observar variadas formaciones geológicas en distintos continentes e islas a lo largo del viaje, así como una amplia variedad de fósiles y organismos vivos. En sus observaciones geológicas, Darwin se mostró muy sorprendido por el efecto de las fuerzas naturales en la configuración de la superficie terrestre.

En aquella época, la mayoría de los geólogos defendían la teoría catastrofista, que mantenía que la Tierra era el resultado de una sucesión de creaciones de la vida animal y vegetal, y que cada una de ellas había sido destruida por una catástrofe repentina, por ejemplo una convulsión de la corteza terrestre (véase Geología: Siglos XVIII y XIX). Según esta teoría, el cataclismo más reciente, el diluvio universal, había acabado con todas las formas de vida no incluidas en el arca de Noé.

Las demás sólo existían en forma de fósiles. En opinión de los catastrofistas, cada especie había sido creada individualmente y era inmutable, es decir, no sufría ningún cambio con el paso del tiempo. Este punto de vista (aunque no la inmutabilidad de las especies) había sido cuestionado por el geólogo inglés sir Charles Lyell en su obra en dos volúmenes Principios de Geología (1830-1833). Lyell sostenía que la superficie terrestre está sometida a un cambio constante como resultado de fuerzas naturales que actúan de modo uniforme durante largos periodos de tiempo.

A bordo del Beagle, Darwin descubrió que muchas de sus observaciones encajaban en la teoría uniformista de Lyell. No obstante, durante su viaje por Sudamérica, también observó gran diversidad de plantas, animales y fósiles, y recogió gran número de muestras que estudió a su regreso a Inglaterra. En las islas Galápagos, situadas frente a la costa de Ecuador, observó especies estrechamente emparentadas pero que diferían en su estructura y en sus hábitos alimenticios, y concluyó que estas especies no habían aparecido en ese lugar sino que habían migrado a las Galápagos procedentes del continente. Darwin no se dio cuenta en ese momento que los pinzones de las diferentes islas del archipiélago pertenecían a especies distintas. Más tarde, ya en Inglaterra, llegaría a la conclusión de que, cuando los pinzones llegaron al archipiélago desde el continente encontraron gran variedad de alimento, y al no tener competidores y estar aislados geográficamente, sufrieron una rápida adaptación a los distintos ambientes; con lo cual aparecieron nuevas especies que descendían todas ellas de un antepasado común. La teoría de la selección natural

"Me temo que la principal conclusión que se desprende de la lectura de este libro a saber; que el hombre desciende de una forma orgánica de rango inferior; irritará grandemente a muchos personas. Sin embargo, no cabe dudo de que somos la progenie evolucionada de criaturas primitivos.” Darwin fue el primero en dar una explicación racional y documentada de cómo había ocurrido la evolución. Demostró en forma bastante concluyente que hay un proceso de selección natural que puede describirse en términos simples del siguiente modo.

Todas los cosas vivientes muestran uno tendencia o cambiar; y los cambios hereditarios son transmitidos de uno generación o otra. Aquellos individuos afectados por cambios hereditarias que les don uno ventaja definido sobre sus semejantes, sobrevivirán más probablemente en la lucha por lo existencia y reproducirán sus cualidades. Las individuos menos favorecidos, por otro parte, tenderán a desaparecer gradualmente. Así en el curso de muchas generaciones, las especies tenderán a mostrar un cambio gradual en dirección hacía una más perfecta adaptación al medio en que viven. (Del libro El Origen de las Especies)

Tras su regreso a Inglaterra en 1836, Darwin comenzó a recopilar sus ideas acerca del cambio de las especies en sus Cuadernos sobre la transmutación de las especies. La explicación de la evolución de los organismos le surgió tras la lectura del libro Ensayo sobre el principio de población (1798) del economista británico Thomas Robert Malthus, que explicaba cómo se mantenía el equilibrio en las poblaciones humanas. Malthus sostenía que ningún aumento en la disponibilidad de alimentos básicos para la supervivencia del ser humano podría compensar el ritmo de crecimiento de la población. Este, por consiguiente, sólo podía verse frenado por limitaciones naturales, como las hambrunas o las enfermedades, o por acciones humanas como la guerra.

Darwin aplicó de inmediato el razonamiento de Malthus a los animales y las plantas, y en 1838, había elaborado ya un bosquejo de la teoría de la evolución a través de la selección natural. Durante los siguientes veinte años trabajó sobre esta teoría y otros proyectos de historia natural. Darwin disfrutaba de independencia económica y nunca tuvo necesidad de ganarse la vida. En 1839 se casó con su prima, Emma Wedgwood, y poco después se instalaron en la pequeña propiedad de Down House, en Kent. Allí tuvieron diez hijos, tres de los cuales murieron durante la infancia. Darwin hizo pública su teoría por primera vez en 1858, al mismo tiempo que lo hacía Alfred Russel Wallace, un joven naturalista que había desarrollado independientemente la teoría de la selección natural. La teoría completa de Darwin fue publicada en 1859 como El origen de las especies por medio de la selección natural.

Este libro, del que se ha dicho que "conmocionó al mundo", se agotó el primer día de su publicación y se tuvieron que hacer seis ediciones sucesivas. En esencia, la teoría de la evolución por selección natural sostiene que, a causa del problema de la disponibilidad de alimentos descrito por Malthus, los jóvenes miembros de las distintas especies compiten intensamente por su supervivencia. Los que sobreviven, que darán lugar a la siguiente generación, tienden a incorporar variaciones naturales favorables (por leve que pueda ser la ventaja que éstas otorguen), al proceso de selección natural, y estas variaciones se transmitirán a través de la herencia.

En consecuencia, cada generación mejorará en términos adaptativos con respecto a las anteriores, y este proceso gradual y continuo es la causa de la evolución de las especies. La selección natural es sólo parte del amplio esquema conceptual de Darwin. Introdujo también el concepto de que todos los organismos emparentados descienden de antecesores comunes. Además ofreció un respaldo adicional al antiguo concepto de que la propia Tierra no es estática sino que está evolucionando. Reacciones a la teoría

Las reacciones ante El Origen de las especies fueron inmediatas. Algunos biólogos adujeron que Darwin no podía probar su hipótesis. Otros criticaron su concepto de variación, sosteniendo que ni podía explicar el origen de las variaciones ni cómo se transmitían a las sucesivas generaciones. Esta objeción en concreto no encontró respuesta hasta el nacimiento de la genética moderna a comienzos del siglo veinte (véase Leyes de Mendel). Fueron muchos los científicos que siguieron expresando sus dudas durante los ochenta años siguientes.

Sin embargo, los ataques a las ideas de Darwin que encontraron mayor eco no provenían de sus contrincantes científicos, sino de sus oponentes religiosos. La idea de que los seres vivos habían evolucionado por procesos naturales negaba la creación divina del hombre y parecía colocarlo al mismo nivel que los animales. Ambas ideas representaban una grave amenaza para la teología ortodoxa. Los años siguientes Darwin pasó el resto de su vida ampliando diferentes aspectos de los problemas planteados en El Origen de las especies.

                                                                     
Sus últimos libros, entre los que se encuentran La variación de los animales y plantas bajo la acción de la domesticación (1868), La descendencia humana y la selección sexual (1871), y Expresión de las emociones en el hombre y los animales (1872) eran exposiciones detalladas sobre temas que sólo disfrutaban de un espacio limitado en El origen de las especies. La importancia de su trabajo fue ampliamente reconocida por sus coetáneos. Darwin fue elegido miembro de la Sociedad Real (1839) y de la Academia Francesa de las Ciencias (1878). Tras su muerte en Down, el 19 de abril de 1882 se le rindió el honor de ser enterrado en la abadía de Westminster.
http://www.portalplanetasedna.com.ar/darwin.htm